“Honestidad brutal”, de ANDRÉS CALAMARO

Es precisamente eso, una brutal honestidad: un disco doble,
doblísimimo. Calamaro en un lamentable y bendito estado puro. Si
Alta suciedad fue el disco que le separó y le definió definitivamente de Los Rodríguez,
Honestidad Brutal es una colección de temas dedicados casi íntegramente al desamor de “Mónica” que retratan al Calamaro más natural (¿demasiado?: no!). Grabado entre Buenos Aires y Madrid supone una extended sesion de psicoanálisis de los recuerdos y de un Andrés recién amanecido de resaca en el que las canciones oscilan entre lo edulcorado, el recuerdo cariñoso a los amigos “ausentes”, el llanto hacia el rechazo de su siempre presente Mónica. Todo mecido por temas de pop (argentino), canción pop tradicional, y reminiscencias a su antiguo grupo.
A pesar de que
Alta suciedad es un disco espléndido, la gran diferencia entre
Honestidad Brutal y
Alta suciedad es la espontaneidad de aquel.
Alta suciedad suena a Calamaro encarcelado, a un Calamaro abstemio, a un Andrés sobrio. En cambio, a través de las 37 canciones de
Honestidad se puede encontrar al Andrés en estado salvaje, sin patrones vocales, sin complejos sonoros. Una catarata “brutal” de preciosos temas cantados a quemarropa que emocionan, traen recuerdos y excitan como pocos, bajo el ministerio narcótico que Andrés emplea en esta “honestidad”.
Sin duda, otro de los discos imprescindibles de los ´90.