25 diciembre 2007

LOS MEJORES DISCOS DE 2007

Como es costumbre por estas fechas, me he tomado la libertad de hacer una selección de los que, a mi juicio, han sido los discos más interesantes del año. Ahí van.


THE TRHILLS, "Teenager".

Quizá me equivoque, pero me equivocaré por poco. El mejor disco del año. Una mezcla cuasi-perfecta entre The Cribs y The Killers (aunque más de aquellos que de éstos) y de algunas gotas (bastantes) de Suede sobre todo en hitazos como I came all this way en el que se no nos queda más remedio que reconocer himnos inmortales como The Chemistry Between Us o The sound of streets.
Tremendo aunque de sonido mejorable.

24 diciembre 2007

LA CASA AZUL, "La revolución sexual".

¿Por qué algunas cosas se ponen de moda cuando su momento álgido ya pasó? Da igual.

Tan simple como el amor fue un disco de una calidad directamente proporcional a la cursilería de su título multiplicado por mil, o dos mil. Inmenso. Una obra maestra. Uno de los discos más deconocidos del pop español reciente pero una de las obras históricas del género. ¿Y La revolución sexual? Si aquel era de Matrícula de Honor éste llega a un notable generoso y merecido. Desde luego el mejor disco español del año, que aun no siendo deslumbrante se ha colocado por méritos propios en el primer escalón de nuestro pop-pastel.

23 diciembre 2007

JENS LEKMAN, "Night falls over Kortedalla".

Sí, demasiado bueno para que el Mondosonoro y el Rock de Luxe lo coloquen entre ¡los 40 mejores de año! Ese timbre de voz a caballo entre Edwin Collins y el cantante de A-ha, las letras y las municias de la instrumentación (que no de la producción) lo convierten en un disco para enamorar a cualquiera que no tenga prejuicios sobre musiquillas, mariconadillas o estereotipos temáticos. Remeber the first kiss...
En la linea cualitativa y cuantitativa de sus anteriores trabajos.

22 diciembre 2007

THE SEA AND THE CAKE, "Everybody".

Será porque recuerda casi de principio a fin al From Langley Park To Memphis Prefab Sprout (uno de los cenit de la época) o no sé por qué, pero desde luego hay muy pocos que se atrevan a componer y lanzar un disco como este en los tiempos que corren.

Delicioso: en el tono, en la cadencia, en los bises. Delicadísmo a ráfagas e incógnito el resto. Uno de los caviares del 2007.

21 diciembre 2007

KEITH JARRETT. "My Foolish Heart".

Si no lo veo no lo creo: el genio del grand piano casi calladito, ¡casi no se le escucha!

A pesar de haber sido grabado hace años en el famosísimo festival suizo, ha sido este año que acaba en el que la discográfica fetiche por excelencia (ECM) decidió publicar esta excelente grabación en directo que recoge un catálogo no menos brillante de varios standars interpretados con una minuciosidad poco habitual en el trio de Jarrett. Impecable. Y, además, insisto, a él casi no se le oye.

20 diciembre 2007

JACK PEÑATE, "Matinèe".

Gratísima sorpresa la de este veinteañero londinense que se atreve con un estilo a caballo entre The housemartins, The Proclaimers, Adam Green y The Style Council, al que no le faltan unos agradables (aunque poco pródigos) arreglos corales.

19 diciembre 2007

MARCK OLSON, "The salvation blues".

Auténtica delicia del folk-pop americano la que nops ha ofrecido el ex lider de The Jayhawks en este superlativo ensayo de aterciopelar la música tradicional estadounidense destinado a los descreídos del género y, sobre todo, a los que disfrutan de poder degustar una obra que cada vez que se escucha crece un poco más.

Un trabajo francamente delicioso.

20 diciembre 2006

LOS MEJORES DISCOS DE 2006
Este año no nos podemos quejar ni de la calidad de los discos nacionales (cosa digna de ser aplaudida) ni de los internacionales (cosa menos habitual). Esta vez no los hemos numerado del uno al diez, así que entre los reseñados puede elegirse el género y el orden de su calidad.


SLEEPY JACKSON. “Personality”.

Posiblemente el mejor disco del año por sonido, producción, composición, coherencia, originalidad y osadía. Quizá no sea el más idóneo para gustar a todos, pero hay que reconocer que las reminiscencias a lo Electric Light Orchestra son impagables. Sólo para nostálgicos del sonido Beatle tamizado por la ELO y con un horneado glam francamente resultón.

19 diciembre 2006

VINCENT DELERM. “Les piqûres d´araigneé”.

Simplemente PRE-CIO-SO!!! Supera con creces, no ya al Kensington Square, sino a su primer disco homónimo. Sencillo, enormemente sensible y bastante más optimista que estos dos anteriores, aunque Delerm no derroche en orquestación ni en artificios para ello.
Un discazo para todos, todos los públicos. Mi preferido del año.

18 diciembre 2006

SUBURBAN KIDS WITH BIBLICAL NAMES. “#3”

Estos sí que se salen por los cuatro costados. So-ber-bios!!! Sin temor a exagerar, y salvando ciertas distancias, puedo afirmar, y afirmo, que este es el “Different class” de los ´00.
Bueno, vale, exagero, pero porque el disco de Pulp está en los cielos y el de estos chicos suburbanos está en los garitos y discotecas de Sunderland, Manchester y Sheffield. Espléndido, brutal y energético a más no poder. Qué lástima que estos discos no los pinchen en España.
Ay Dios mío, si todo fuera como debiera…

17 diciembre 2006

JAVIER DE TORRES. “Dado tumbos”.

Por fin un disco de Javier de Torres completo y entero. Buenos son los dos anteriores, pero este se sale. Su principal argumento: la composición musical, con unos cambios de ritmo brillantísimos; las letras, bastante por encima de los topicazos en los que suele moverse el pop nacional (e internacional); y los arreglos de cuerda, conducidos por el omnipresente piano del autor. Para los gustosos del “velvet-pop ”. Garantizamos su calidad.

16 diciembre 2006

LLOYD COLE. “Antidepressant”.

He de reconocer que Mr. Cole figura en esta lista por ser quién es, que no es poco, ni mucho menos!
¿El disco? Bien, pero sin más. Correcto, mejor que su último Music in a foreing language, pero no tan fresco como ETC (su último acierto). Ni enamora, ni engancha. Pero es Lloyd: enchufado en esta Web por Decreto!

Lo mismo habría que decir de Morrissey y su Ringleader of tormentors. Al que también enchufo por Decreto, aunque lo suyo empieza a oler un poco, o un mucho. Ni con la ayuda del maestro Morriconne... En fin, sin comentarios.

15 diciembre 2006

CHANO DOMÍNGUEZ. “New flamenco sound”

Hay que reivindicar el jazz, una disciplina musical en la que sólo destacan públicamente hoy dos mainstream. Este es un LP en la misma línea que aquel excelente “Calle 54” aunque menos apegado a los sonidos caribeños y más a los andaluces, como es norma en Chano. Un disco para admirar cómo se fusiona genuinamente jazz y flamenco sin poder descifrar dónde comienza el uno y acaba el otro. Cosa que hay que aplaudir enérgicamente (de los que puede degustarse otro estupendo ejemplo en el Indialucía de Miguel Czachowski; y entre los que hay que denostar el Spain again de Tomatito y Michel Camilo: un disco que explicita el Principio de Arquímedes de la genialidad, y el desdén hacia la mezcla de sabores y hacia el melómano mundano).

Merece a pena hacer una referencia al Tomo y obligo de Pepe de Lucía que, aunque en la línea del de Chano Domínguez, no es tanto una obra de fusión como de flamenco (audible) barnizado en jazz. Eso sí, con excelente resultado.

14 diciembre 2006

TACHENKO. “Las jugadas imposibles”

Así como el pasado año fue prácticamente ayuno en discos nacionales de relumbrón (no así el ubérrimo 2004), este 2006 se ha mantenido a buena altura. Las jugadas imposibles, a pesar de los cambios en la formación de los zaragozanos y de las severas críticas padecidas por este segundo producto del pívot ruso de 2´20, está al mismísimo nivel de Nieves y rescates aunque los temas de éste hayan hecho mejor fortuna que los de su sucesor. En cualquier caso, un disco excelente.

Dentro de los discos nacionales hemos de citar, además, al Batiscafo Katiuscas de Antonìa Font que, dejando al margen esa indumentaria que tanto perjudica su imagen, han puesto un brillante colofón a su carrera con este notable largaduración.

13 diciembre 2006

ADAM GREEN. “Jacket full of danger”.

Del mismo tenor a su disco de 2005 (Gemstones), Adam Green se divierte y nos divierte. Uno de los grandes a la sazón al que habría que situar por talento, originalidad y carisma junto a otros como Beck (en cuyo último trabajo, The information, sea dicho de paso, se alza de nuevo a la media de su calidad, por encima, qué decir, de Güero y Güerolito, pastiches de la estofa del Odelay, conjunto fraudulento sobrevalorado de canciones como ningún otro visto por estos ojos (salvo el OK Computer de Radiohead, otro fraude de conjunto hiper-hipervalorado).
KEPA JUNQUERA. “Hiri

Sorpresa de Junkera, y mucho más para los que no hayan escuchado al vizcaíno antes. No sólo presenta sus habilidades de virtuoso de la trikitixa, sino que da cabida a todo tipo de sonidos del mundo (o casi). Desde Marruecos a India, pasando por Sevilla o Cádiz.
Un interesantísimo disco, concebido con un excelente criterio y gusto, para escuchar y descubrir los rincones musicales del mundo.

12 diciembre 2006

JOSÉ MARÍA GRANADOS. "Ciencia ficción".

Imagino que nadie se acordará de este superclásico de la llamada Edad de Oro de nuestro pop. En cualquier caso hay que reconocer que si J.M Granados hubiera compuesto sus tres discos en solitario (Aquí no es, Suena así y este Ciencia ficción) entre mediados de los ´80 y principios de los ´90, estoy absolutamente seguro que más de la mitad de los temas que atesoran estas tres extraordinarias obras se hubieran convertido en auténticos himnos para todos aquellos que nos matamos en cantar cada fin de semana las canciones emblemáticas de La Guardia, Hombres G, Terapia Nacional, Gabinete Caligari, Los Nikis y de medio centenar más de grupos que representaron para muchos de nosotros un referente musical que nos acompañará de por vida.

Ya no se hace este tipo de música, no nos engañemos, o por lo menos eso piensa uno hasta que se topa con estos benditos autores sempiternos. Ciencia ficción está en la senda de sus dos largos anteriores (bastante más convencionales pero perfectamente ajustados al estereotipo del mejor pop que ha dado este país), aunque algo más variado y menos poppy. En cualquier caso altamente recomendable. Para nostálgicos de la época. Gracias José María!!


Y, en fin, no quisiera concluir este repaso a los discos más importantes del año sin citar otro merecedor de un comentario. Se trata de El hombre delgado, de CD homónimo. Un andaluz con un estrenado solitario que además de un "pop de raza", que dirían por ahí abajo, presenta una colección de temas dignísima de ser tenida en cuenta. Para cantar, bailar, y pasarlo bien en cualquier bareto, como hacíamos en aquella época. Divertido, carismático y muy andaluz.

10 diciembre 2005

LOS MEJORES DISCOS DE 2005
A finales o primeros de año, las revistas especializadas presentan una selección de los, a su juicio, mejores discos del año. Las calamidades que uno puede leer en estos rankings de la música nacional y extranjera son terribles. Así que este año, por vez primera (y espero que no última) he elaborado una lista de los, a mi juicio, mejores.

De esta forma, y escuchados varios cientos de vinilos digitales en lo que va de año, mi veredicto es el siguiente:

1) "Nasville", de JOSH ROUSE. El mejor disco del año a juicio del titular de esta Web. Delicioso repertorio de canciones de pop americano. Comentado en esta página en su momento.

09 diciembre 2005

2) "Little things", de HUNNE HUKKELBERG. Maravillosa obra de arte miniaturista y preciosista de esta noruega que, empecinada por recordar a Börg, pasa por alto que su música es mucho mejor, más cuidada y más divertida (dentro de lo que cabe) que la de la islandesa.

Aunque no entra a la primera escucha luego resulta delicioso.

08 diciembre 2005

3) "Hot fuss", de THE KILLERS. Una de las revelaciones de este año del rock británico. Rock-pop clásico, directo y de canciones redondas, hits (dirán algunos), con unas clarísimas reminiscencias a los ´80. Un bombazo del rock elegante.

07 diciembre 2005

4) "Gemstones", de ADAM GREEN. Divertidísimo tercer disco en solitario de este cínico irredimible que combina unas preciosas canciones con inspiraciones en The Doors y Beatles, con unas delirantes letras. Aunque no alcanza a su excelente "Friends of mine" quizá sea de mejor calidad técnica. Destaca la composición del ritmo de los temas.

Una intereasante vuelta de tuerca del pop americano.

06 diciembre 2005

5) "The new fellas", de THE CRIBS. Podemos considerarlos los "hermanos pobres" de The Killers. La composición de las canciones se asemeja gratamente a la de aquellos pero su sonido es deliveradamente menos elegante: low-fi. En cualquier caso, es un auténtico discazo repleto de hits, algo que a la crítica no suele valorar positivamente. Espléndido.

Para nostálgicos del rock ochentero.

05 diciembre 2005

6) "Awake, is a new sleep", de BEN LEE. Aparte de su conocido hitazo "Catch my disease", el resto del álbum es extraordinariamente serio. Temas pop de tiempos medios y un enorme cuidado en la composición y el sonido. Uno de los mejores del año por derecho propio. Para todos los públicos, sin duda.

04 diciembre 2005

7) "The mysterous production of eggs", de ANDREW BIRD. Esto es lo que se supone gusta últimamente a la crítica: un disco de emociones, de temas sensibles y arrebato lírico con influencias variadas pero de sonido uniforme. Un disco encantador e interesante, que crece con cada eschucha.

También para todos los públicos.

03 diciembre 2005

8) "Dieci stratagemmi", de FRANCO BATTIATO. A pesar de que se publicó en Italia a finales de 2004, es un disco que ha aparecido en España bien entrado el presente. "Dieci Stratagemmi" es una mexcla de sus dos anteriores trabajos: "Gommalaca" y "Ferro Battuto", más sofisticado el primero y algo más convencional el segundo. Las diez estratagemas de Battiato retratan al autor sicialiano en su etapa musical de finales de los ´90 y principios de los ´00, es decir, filosofia en las letras, multitud de sonidos y texturas, máquinas, ruidos, voces, e intrumentos tradicionales tanto de la música popular mediterránea como de las siempre presentes de la cultura de oriente próximo y medio.

No es un disco para todos los públicos, pero en él, los que somos fans de Franco, nos podemos recrear con sus desafios musicales y estéticos. Battiato hace lo que quiere... porque puede. Sí señor.

02 diciembre 2005

9) "El congrés dels solitaris", de JAUME SISA. Sin duda, el mejor disco español del año. Es más, ni siquiera ningún disco nacional se le acerca. Lastimoso reconocerlo, pero es así. En cualquier caso, este disco ha supuesto un salto cualitativo para Jaume Sisa que lo separa de toda su anterior discografía. Una maravilla de disco que, independientemente de estar cantado en catalán, puede (y debe) gustar a todos. Divertido, animado y, en algún caso, hasta enternecedor.

01 diciembre 2005

10) "In betwen dreams", de JACK JOHNSON. Para bien o para mal, Jack Johnson son varía ni un ápice ni su música, ni su ritmo, ni el sonido de sus álbumes. Pop americano acústico, muy rítmico y fresco. Sencillo pero convincente que engancha a la primera. Para todos los oídos.

29 noviembre 2005

“Honestidad brutal”, de ANDRÉS CALAMARO

Es precisamente eso, una brutal honestidad: un disco doble, doblísimimo. Calamaro en un lamentable y bendito estado puro. Si Alta suciedad fue el disco que le separó y le definió definitivamente de Los Rodríguez, Honestidad Brutal es una colección de temas dedicados casi íntegramente al desamor de “Mónica” que retratan al Calamaro más natural (¿demasiado?: no!). Grabado entre Buenos Aires y Madrid supone una extended sesion de psicoanálisis de los recuerdos y de un Andrés recién amanecido de resaca en el que las canciones oscilan entre lo edulcorado, el recuerdo cariñoso a los amigos “ausentes”, el llanto hacia el rechazo de su siempre presente Mónica. Todo mecido por temas de pop (argentino), canción pop tradicional, y reminiscencias a su antiguo grupo.

A pesar de que Alta suciedad es un disco espléndido, la gran diferencia entre Honestidad Brutal y Alta suciedad es la espontaneidad de aquel. Alta suciedad suena a Calamaro encarcelado, a un Calamaro abstemio, a un Andrés sobrio. En cambio, a través de las 37 canciones de Honestidad se puede encontrar al Andrés en estado salvaje, sin patrones vocales, sin complejos sonoros. Una catarata “brutal” de preciosos temas cantados a quemarropa que emocionan, traen recuerdos y excitan como pocos, bajo el ministerio narcótico que Andrés emplea en esta “honestidad”.

Sin duda, otro de los discos imprescindibles de los ´90.

02 octubre 2005

“Brutal youth”, de ELVIS COTELLO.

Elvis Costello es uno de los compositores de más rango del pop moderno. Comparable tanto con Lennon/McCartney como con los clásicos de verdad: Mozart, Bach, etc. El mayor inconveniente que tiene Elvis Costello es que huye de las composiciones sencillas como del diablo. Esto supone que en sus temas nada acaba como parece que va a acabar. Esto le convierte en un espléndido compositor, como digo, pero también le hace de más difícil escucha. Se dice que sus mejores álbumes son My aim is true o This year´s model, pero yo, como en tantas otras ocasiones, creo definitivamente que el disco más encantador de Elvis es Brutal Youth, entre otras razones porque en él, se abandona esa composición barroca que lastra a Mr. Costello en sus otros trabajos. Dicho de otra forma: lo mejor que tiene este disco es su sencillez y su previsibilidad. Aquí, por primera vez en décadas, Elvis se despoja de esos prejuicios y se suelta al composición de temas roncanroleros amerianos de los años 50 y 60. Y el resultado es magnífico. El disco es de los que no entran a la primera pero de los que admiten un centenar de pasadas sin aburrir ni un milímetro.

Un disco altamente recomendable, sobre todo porque en él se puede disfrutar de un genio sin prejuicios.

25 septiembre 2005

“Échate un cantecito”, de KIKO VENENO

Vaya por delante que al que escribe esto, el flamenco y todos sus accesorios le dan grima. Dicho lo cual: este disco (1992), a mi juicio, se encuentra entre los 5 mejores españoles de los años ´90. Y eso es mucho. Kiko conjuga aquí de forma magistral la canción flamenquita con el pop español de toda la vida. La balada, la rumbita simpática, el cantecito de Cádiz y el gustito del sur. El disco entero es casi “un todo”, desde Lobo López hasta En un Mercedes blanco (mítica, con sus “diez duricos de papel Albal”, lo rompe!, “el cielo se ilumina”).

Hasta este disco, Kiko se dedicó a la canción flamenca más purista, y por tanto, menos accesible, más cruda. En cambio este álbum gusta a todos los públicos. Pero ojo, no se trata de un disco chabacano aflamencado como cualquier otro, al contrario, Échate un cantecito supone la obra más cuidadosa que ha hecho este figuerense afincado en “la tacita de plata”. Genial, de verdad. Una auténtica delicia a la española que a uno le pone a tocar palmas aunque odie la canción flamenca.

18 septiembre 2005

“Vauxhall & I”, de MORRISSEY

Hasta el año de publicación de este disco (1994) el ex cantante de The Smiths había seguido una especie de línea continuista del grupo que lideró: muy evidente en sus dos primeros trabajos “Viva hate” (1988) y “Bona drug” (1990), y bastante menos en los siguientes: “Kill uncle” (1991) y “Your arsenal” (1992), precursor éste del resto de la etapa más moderna del autor. En “Vauxhall & I” encontramos al Morrissey más intimista de toda su discografía, quizá es por esto por lo que este álbum es considerado el mejor de su etapa en solitario. No es fácil concluir si es el mejor, aunque lo que es evidente que es el más especial, en el mejor sentido.

Comienza con una pieza extraordinaria “Now my heart is full”, lo cual ya indica el estado de ánimo del de Manchester. Los temas 2 y 3 (Spring heeled Jim y Billy Budd) son dos arrancadas de Morrissey que nada tienen que ver con el resto del disco. Ahora bien, el resto es pura delicia. Susurros, temática onírica, encanto, delicadeza. Una auténtica maravilla.

De todas formas, si alguien se quiere iniciar en Morrissey le recomiendo que lo haga con “Maladjusted” (1997), su disco más convencional y ortodoxo.

11 septiembre 2005

“New York”, de LOU REED.

Transformer” (1972) siempre ha sido considerado el mejor disco de Lou Reed. En cambio, y aunque no deja de ser un álbum interesante, a mi juicio, no tengo duda alguna de que el zénit de la carrera del compositor neoyorquino está aquí, en “New York” (1989), ya que nunca antes hizo un trabajo de su altura, ni creo que llegue a publicar nada que lo supere. Rock and Roll puro, o si se quiere, Rock and Roll recitado, en un estilo que sólo Reed ha cultivado, y que se reconoce de inmediato. Un disco que oscila entre los temas del Rock más intenso y ortodoxo (There is not time, Busload of faith o Sick of you) hasta las canciones de tono lírico como Halloween Parade, Last great american whale o Xmas in february, y alguna sorpresa estilística.

No se puede destacar ningún tema sobre el resto, si acaso “Dirty Bulebard”, como single de mayor eco. En lo que sí destaca “New York” es en la composición de las letras. Aquí encontramos al ex líder de la Velvet Underground crítico y ácido con la realidad de las calles de su adorada ciudad, en la que se describen los rincones de la “gran manzana” desde el Bronx hasta Manhattan pasando por el Lincoln Tunel. También apela a la ecología en la conmovedora “Last great american Whale” en la que recita aquello de que “algunos dicen que la vieron en los grandes lagos/ otros dicen que la vieron sobre la costa de Florida/ mi madre dijo que la vio en Chinatown/ pero no siempre te puedes fiar de tu madre […]”.

En suma: la obra cumbre de Lou Reed; un LP, como fue su formato original, magnífico y estremecedor si se escuchan, y entienden, las letras. Un disco para todos los públicos, o mejor, un disco con canciones para todos los públicos.

29 agosto 2005

“Nashville”, de JOSH ROUSE.

Para que no se pueda acusar de comentar siempre discos de años pasados, aquí tenemos uno recién lanzado. Es más, si de aquí a diciembre no se publica algo mejor, no tendré más remedio que considerarlo como el mejor disco del año. Verdaderamente excepcional, emocionante (Sad eyes) y muy fresco. Josh Rouse, un norteamericano afincado en Altea se supera a sí mismo con este trabajo, por encima no ya de “1972” (su disco más aclamado) sino de Under the cold blue stars (su mejor antecedente). El género del álbum nos remite a un pop empapado de folk americano, aunque nadie piense que se trata de un vinilo puramente folk o country, nada de eso. Se trata de un pop más o menos convencional pero con una indisimulable influencia de la música de estadounidense. El secreto de Nashville radica en el mimo con el que están compuestas las canciones y especialmente por la interpretación. Rouse nos deleita con su delicada voz sin caer en la ñoñería, con una suavidad deliciosa.

El álbum es coherente, ningún tema desentona, quizá sólo Why won´t you tell me what, todos se hallan ordenados minuciosamente para que el resultado sea óptimo. Entre todas las canciones destaco, a mi gusto, la citada Sad eyes, que no es que sea preciosa, sino que además el ramalazo final homenaje a la “ELO” es brutal, increíble, ahí Josh Rouse revienta el CD.

En definitiva, un disco muy notable, para todos los públicos y para todo tipo de ambientes, ya sea para salir de fiesta o para quedarse en casa relajándose con él. Gran disco, sí señor.

23 agosto 2005

“El escarabajo más grande Europa”, de EL NIÑO GUSANO.

Nadie pensó en 1995, cuando publicaron su primer largo (Circo luso), que estos zaragozanos alcanzarían la cota de El escarabajo más grande de Europa (1998), aunque El efecto lupa (1996) sí lo presagiara. Un disco magistral, auténticamente excepcional, tanto en la composición, como en los sonidos, las letras (la poesía de Sergio Algora) y en la interpretación (espléndida, especialmente batería y bajo).

Es un disco difícil de describir, aunque indudablemente pop. Pero un pop metido en “el jardín de las delicias”, un pop multiforme, en el que se intercalan diversos ritmos, distintas composiciones, y múltiples arreglos que van desde sonidos de juguetes hasta las secciones de viento y cuerda más refinadas. Todo ello combinado con una precisión milimétrica, en la que nada, absolutamente nada queda suelto. Todos los detalles de este álbum, por pequeños que sean, están colocados como la pieza de un reloj. Un disco que cada vez que se escucha ofrece un nuevo y asombroso detalle al oído.

La composición de los temas es exquisita, ni demasiado sencilla, ni tan compleja que no permita seguir el compás. Las letras delirantes (o no, ¿?) pero admirablemente inteligentes y sobre todo imaginativas. Cada canción crea un ambiente distinto, que van de lo dramático (El jefe de las tortugas, El fabricante de alas de mariposa o Soy ruso, señor) a lo más desternillante (El rayo cae, Lourdes, Tolkas o La clínica de la radio y la televisión), sin descuidar los sonidos más convencionales (Duerme o Ahora feliz, feliz) y los guiños a la nana-pop (Papel de regalo o Yugoslavia me gusta más). Todo ello encerrado entre la primera y la última canción (Telehueso en ambos casos), una hilarante introducción/epílogo que sirve para encender y apagar el compacto.

Un disco de cinco estrellas (doradas), una delicia sublime que todo el mundo debería escuchar, por lo menos una vez, para probar estos nuevos sabores-pop que descubrimos muy, muy de vez en cuando. Otra auténtica obra maestra del género, sin ambages.

Tras separarse, parte de los componentes de El niño gusano han formado Muy poca gente, y La costa brava, por un lado y sucesivamente, y por otro, Tachenko, auténticos sucesores de aquellos primeros, que con su primer y, por el momento único LP (Nieves y rescates, 2004) nos han vuelto a dar una enorme alegría.

14 agosto 2005

“Négatif”, de BENJAMIN BIOLAY.

Aunque parezca mentira, es alentador comprobar que hoy día se siguen haciendo obras maestras de la música. Y esta, naturalmente, es una de ellas. La escena de la chanson-pop francesa bulle al margen de lo que nos llega a España, pero uno de los pocos autores que nos importan nuestros vecinos es Benjamín Biolay. Un jovencito multiinstrumentista de voz sensual y cálida, que en este “Négatif” presenta un lujoso catálogo de nueva chanson: temas de reminiscencias a los clásicos franceses e italianos aderezada con todo tipo de arreglos instrumentales y sintéticos. Ruiditos, vocecillas, pianos, coros, violines, el exquisito acompañamiento vocal de Ciara Mastroianni, esposa del artista; samplers, bases de pitiminí, y todo lo que pueda decorar la letras de cada canción. A pesar de sonar como un apéndice de su anterior trabajo (Rose Kennedy), Négatif es precisamente la perfección de aquel primero, aunque sólo en la música ya que la composición es gemela del otro.

El disco es compacto, coherente, aunque los arreglos de cada canción la llevan a una textura distinta: así, las más acústicas como Billy Bob a raison, Hors la vie, Je ne t´ai pais aimé o Des lendemains qui chantent, son pura chanson ilustrada; las sofisticadas Chaise à Tokyo y Little darling resultan inquietantes, diveridas y sorprendentes; la sutilidad de los temas de piano (entre los que destaca La vanité por su sencillez) constituyen el contrapunto del resto del álbum; y, en fin, las más profundas y envolventes, como La pénombre des Pays-Bas y Négatif, podrían ser interpretadas incluso por una orquesta nacional.

Sin duda alguna, uno de los mejores discos de esta década. Una joya espléndida en mitad de los años 2000 que le obligan a uno de cambiar muy gustosamente de parecer cuando de vez en cuando piensa que en la música ya está todo inventado.

Se editó una edición especial en la que se incorporó un segundo Ep de 7 temas, algunos de ellos encantadores (La dérive des continents, Les insulaires y Holland Spring) y el resto de bastante peor calidad, del estilo que Benjamín incluiría después en “Home” (2004) y “A L´origine” (2005), muy inferiores ambos a Négatif.

08 agosto 2005

“Lloyd Cole”, de LLOYD COLE.

Por coherencia personal, no podía comenzar el repaso de estos “grandes discos desconocidos” por otro que no fuera este. Primer disco en solitario del que fuera líder, vocalista y compositor de los Commotions. Y digo lo de la coherencia porque, con todo lo bueno que es, seguramente es el disco que cambiaría para siempre mi vida musical. Año 1990. Nada más escuchar las primeras notas del Don´t look back, tema que abre el vinilo, supe que me iba a ofrecer: pop melancólico de guitarras acústicas, salteado con rock melódico de baterías contundentes y órganos Hammond. Composiciones básicas pero a la vez originales por cómo trató Lloyd su composición y sobre todo el sonido: enormemente enérgico en las canciones más directas (Sweet Heart o I hate to see you doing that staff) pero sin perder en ningún momento la sensibilidad con la que el de Glasgow ha concebido siempre su música; y tierno en las baladas (Loveless).

En cuanto al estilo, escuché en su momento que tenía ingredientes de Bob Dylan, no lo creo en absoluto (salvo en la harmónica de Undressed). Es mucho más deudor del pop inglés de los ´80 que de cualquier grupo de las islas. Es más, se puede comprobar sin dificultad que este disco culmina el propio estilo de Lloyd Cole and the Commotions, por su madurez, y porque, aun sonando igual, la instrumentación es impecable, a diferencia de la de aquellos, que a lo largo de su trayectoria fueron rehenes de los medios técnicos y de las producciones de la década de los ´80. En cambio, Lloyd en solitario incluye numerosos arreglos de viento (A long way down), el delicioso sonido del Hammon, y la dulzura de los punteos acústicos.

En definitiva, un disco perfectamente coherente, original, vivo, deliciosamente rítmico, emocionante (Ice cream girl), divertido cuando quiere serlo, reconfortante y cantado con esa voz tan personal medio impostada de Lloyd. Un disco maravilloso que se presentó y es conocido con una perla: No blue skies.